La duración de un mueble no depende tanto del material, ya que la madera es un material de los más nobles, sino del uso que se le dé y de las condiciones en que se mantenga. Si el mueble no se cuida, la madera puede sufrir contracciones naturales o movimientos de sus piezas que restan armonía al conjunto. Para saber si un mueble de madera es de calidad hay que prestar especial atención a los siguientes aspectos:
- Aristas: El mueble de madera tiene un acabado perfecto. Puede estar hecho de una única pieza o de lámina pegadas firmemente en el caso de los tableros. En cambio, las aristas de un mueble sintético suelen estar pegadas y son irregulares.
- Bordes: Para reducir el daño en caso de golpes deben ser redondeados, especialmente, si se trata de muebles infantiles.
- Color: En los muebles de madera natural éste presenta diferentes matices y color no uniforme y con vetas. El resto de muebles suele tener un color homogéneo.
- Acabado: Si el mueble se va a colocar en el baño es aconsejable que tenga una pintura o un barniz anticorrosión. Si el mueble está destinado a una utilidad infantil es importante que la pintura no tenga contenido en plomo.
- Brillo: si es demasiado nos producirá fatiga visual, más aún si se va a pasar mucho tiempo frente al mueble, como por ejemplo un escritorio.
- Resistencia y ergonomía: Un armario tiene que ser robusto y sus anclajes deben resistir peso. También debe permitir guardar y coger las cosas con facilidad.
- Tapas y puertas seguras: Es preferible que dispongan de algún medio que impida el cierre brusco o la caída incontrolada para evitar que golpeen a alguien al cerrarse.
- Cajones: Sean macizos o no, lo importante es que estén bien fabricados y con un buen acabado (lijado o barnizado) en la parte trasera. Es aconsejable que tengan un buen deslizamiento y un ajuste perfecto, así como topes de apertura para evitar su extracción del mueble.
Además de la estética, hay un elemento muy importante a la hora de comprar un mueble: la seguridad. Un mueble es seguro cuando «en condiciones de utilización normales o razonablemente previsibles no presente riesgo alguno o únicamente riesgos mínimos, compatibles con el uso del producto y considerados admisibles» (Real Decreto 1801/2003).
Un saludo.
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